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RETOMANDO EL RUMBO

RETOMANDO EL RUMBO

¿Alguna vez hemos sentido estar en el lugar equivocado? ¿En algún momento de la vida hemos experimentado que estamos realizando algo para lo cual no nacimos?

La importancia de no perder el rumbo y el enfoque es sumamente importante, no saber para dónde vamos implica que cualquier destino, será nuestro destino.

Hace más de 100 años ocurrió un suceso que conmocionó al mundo entero, el cual fue objeto de los medios masivos de comunicación de la época; la tragedia de un vehículo que fue diseñado para recorrer una distancia y llegar a un puerto seguro, no llegó.

El 14 de abril de 1912, el transatlántico insigne de la época llamado RMS Titanic, naufragó en las aguas. La embarcación zarpó en su viaje inaugural desde Londres y tenía la finalidad de llegar a Nueva York, no obstante en el trayecto el barco no llega a su destino.

Los informes indican que quien comandaba la nave recorría los trayectos a una velocidad superior a la recomendada, lo cual expuso al barco a un choque contra un Iceberg, que no es más que un bloque grande hielo que se ha desprendido de una costa con hielo o de un glacial, el cual flota a la deriva en las aguas, solamente una novena parte de estos montículos sale a flote y es visible.

Esta catástrofe marítima sucede en la noche de comienzos de siglo XX, la cual involucra la vida de más de 1500 personas; algunas mueren ahogadas, otras de hipotermia por la exposición y permanencia con las heladas aguas del océano, otras fallecieron a causa de traumas ocasionados por el choche y el proceso de hundimiento de la embarcación.

La magia del cine transportó estos hechos a las pantallas, donde vimos con Jack y Rose no pudieron llevar más allá su amor, pue él es una de las víctimas mortales, incluso algunos nos preguntamos la razón del por qué Jack no insistió en subir a la puerta en la que flotaba su amada para haber luchado por la supervivencia y ser felices por siempre.

Las vidas de las personas que no sobrevivieron a la catástrofe, se vieron truncadas, sus propósitos se vieron interrumpidos, en alguna o otra medida si algunos de nosotros no logramos llegar a buen puerto como no lo hizo el capitán del barco, muchas vidas pueden naufragar e interrumpir el propósito de sus vidas.

Tú y yo somos como ese barco, podemos conducir a muchas personas a felices puertos, lo más importante es que la vida es limitada en tiempo y espacio y debemos ser un canal para que muchos encuentren su propósito.

La pérdida de rumbo le ocurrió a un hombre que desarrollaba muchas tareas, tenía una apretada agenda, pero que en algún momento se encontró huyendo del propósito para el cual había nacido.

¿Le ha pasado a usted tener muchas ocupaciones y experimentar que su tiempo, esfuerzo y logros están a disposición de un trabajo ,un jefe, el dinero, las obligaciones, menos para usted mismo?

Un hombre llamado Elías tiene unas comisiones claras, si este hombre se enruta en lo que debe hacer, su agenda va a quedar copada fácilmente.

En contraste a ello, se vio envuelto en una crisis que casi lo lleva a naufragar en medio del mar, pudiendo provocar que aquellos a los que él debía afectar no fueran alcanzados.

¿Qué situaciones nos hacen perder el rumbo?

Realidad 

Las noticias actuales pueden ser perturbadoras, vivimos en medio de días difíciles, eso es innegable si miras lo que dice el diario, las estadísticas el noticiero local, podemos quedar desilusionados, lo cual nos distrae de nuestro propósito y por ende, perdemos el rumbo.

Sabemos lo que debemos hacer, pero nos atemoriza los peligros reales que hay afuera.

No podemos ignorar lo que pasa a nuestro al rededor, pero debemos mirar desde una nueva perspectiva las situaciones.

Algunos detienen la realización de su propósito por las dificultades económicas, o tal vez por que en tu país no fue elegido el mandatario de tu agrado, o quizá porque la sociedad tienen en poco a aquellos que desea una transformación y te sientes menospreciado en tus ideales.

Algunas veces nos escudamos en la realidad para detener el porqué de los sueños que duermen en nuestra alma y consideramos la posibilidad de vivir una vida pausada que no cause tanto alboroto y que no pise tantos callos.

En situaciones límites hemos pensado que si las situaciones están tan difíciles, el planeta debería tener un Ctrl + Alt + Supr y reiniciar todo porque ya nada tiene remedio.

Pero es allí en medio de la crisis económica, la intolerancia, violencia intrafamiliar, la falta de identidad, la desviación de los principios, es cuando más debemos enfocar el rumbo, para ser un factor diferencial para las presentes generaciones.

La Realidad no debe Atemorizarte, Debe Retarte

Cuanto más difícil sea la situación, es la señal que los idealistas y los cambia mundos deben entrar a escena.

Las noticias actuales son el cumplimiento de lo que Dios dice en su palabra en Mateo capítulos 24 y 25.

Egoísmo

Contamos un instinto de preservación y priorización por nosotros mismos. Sin embargo, el despojarnos de nosotros mismos nos da una óptica diferente de la vida y nos permite ver más allá de nuestras cuatro paredes.

Elías habla con Dios producto de la crisis que atraviesa y una de las directrices de su Creador es indicarle que vuelva por el camino y vaya por el desierto, porque retomar el rumbo, no implica una vida sin complicaciones o dificultades; el cuadro del desierto es bien conocido porque es un ecosistema en el que hay mucha soledad, climas extremos que atentan contra la supervivencia, falta de provisión y peligros al transitarlo.

Volver a enrutarte no te exime volver a sentirte sol@, ni te hace exento de dificultades económicas, rupturas familiares, enfermedades, injusticias, cielos cerrados que impiden nuevas bendiciones, etc.

Sin embargo vale la pena sufrir para cumplir un propósito y no buscar la anestesia de la zona de confort.

No existe un propósito sano que no involucre el beneficio de muchos, por lo que realizar la consigna de hacer lo correcto es un esfuerzo en procura de personas diferentes a ti que inclusive en los juicios humanos no merezcan ser beneficiados.

Pensemos en un padre que se esfuerza, hace todo lo que esté a sus alcance para bendecir su casa. Pueden existir casos en los que consideremos que sus hijos no valoran su desgaste, no viven de acuerdo a los buenos ejemplos que han visto, pero sin embargo son beneficiados por un padre que hace lo correcto.

Lo mismo sucede con nosotros, si Dios nos mirara a nosotros, a lo mejor no somos los mejores, fallamos, mentimos, tenemos celos, buscamos personas y situaciones incorrectas, no obstante el Hijo de Dios dejó de pensar en Él mismo y dio su vida por el propósito de rescatar a toda la humanidad.

Volviendo a la historia del profeta Elías, parte de sus penurias son desatadas porque la reina de turno, seguidora de Baal y sus profetas, se entera que una especie de «apuesta de culto», el tisbita gana la partida, lo que le cuesta la vida a los amados de la reina, por lo que el mensajero de Dios es aborrecido, ahora su cabeza tiene un precio.

No es fácil entender que esto no se trata de nosotros, por lo que no podemos ostentar aceptación y reputación perfectas, eso implica morir a nosotros mismos y abrazar nuestro verdadero modelo de vida.

En capítulos anteriores al relato de 1 Reyes 19, Elías había sido solicitado con vehemencia para traer, la lluvia, sin duda alguna era el hombre del momento, pero intempestivamente ahora era un prófugo del gobierno vigente; esto denota que el propósito nos excede y nos lleva más allá del beneficio personal.

El orgullo nos mete en cuevas que nos aíslan de nuestro verdadero campo de acción.

Cuando Elías acuñó en su mente que él era el centro del universo, decidió esconderse en una cueva, él pensaba que era el único profeta que quedaba en Israel y en vez de cumplir con su llamado se refugió, cuando su campo de acción era afuera.

Si permitimos que el orgullo nos embargue, vamos a pensar que somos exclusivos, sentiremos que hay cosas que ya no debemos hacer porque no están a nuestro nivel, nos acostumbraremos a que si otros no son afectados positivamente por nosotros es porque primero estoy yo y debo cuidarme de las cosas incorrectas a mi alrededor.

¿Cuál es tu habilidad?; ¿Qué sabes hacer?; ¿En qué consideras que eres bueno?; ¿Qué te apasiona?. Si estas respuestas hacen parte de lo que estás haciendo a diario, es un indicador que estás en la ruta correcta, pero si no es así, estás haciendo lo que la situación o as personas te llevaron a vivir y es necesario enfilarse a buscar el norte correcto.

¿Te sientes refugiado en tu propio mundo? ¿Te preocupa alguien diferente a ti?

RETOMA TU PROPÓSITO

Mira aquí el mensaje en video: RETOMANDO EL RUMBO

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